Todo proyecto nace de una necesidad. Se orienta pues, a la
consecución de un resultado dentro de un plazo de tiempo limitado, con un
principio y un fin que determinan el alcance y los recursos. Para ello se
estructura en función de actividades, que discurren de forma secuencial o
paralela en los distintos tipos de proyectos.
Todo proyecto es único, ya que no supone una operación de
rutina, sino un conjunto específico de operaciones diseñadas para lograr una
meta singular, por eso existen muchos tipos de proyectos y por ello es habitual
que un equipo de proyecto a menudo incluya a personas que normalmente no
trabajan juntas, por proceder de organizaciones distintas o por provenir de
ubicaciones geográficas diferentes.
Ésta y otras peculiaridades de un proyecto hacen que deba
ser gestionado y guiado por expertos para entregar los resultados a tiempo
dentro del presupuesto, el plazo y la calidad que se han previsto y, siempre
aportando un aprendizaje. De ahí la importancia de la gerencia de proyectos, que
es la aplicación de conocimientos, habilidades y técnicas para la ejecución de
proyectos de manera eficaz y eficiente. La gerencia de proyectos también puede
considerarse como una competencia estratégica para las organizaciones, ya que
les permite vincular los resultados del proyecto a los objetivos de negocio y,
por lo tanto, competir mejor y afianzar una posición de mercado más sólida.