¿Cual es el
principal problema que enfrenta un emprendedor al iniciar su negocio?
La ignorancia.
Puedes ser un gran artista,
un experto matemático, el mejor plomero del pueblo, un extraordinario mecánico
de autos, una eminencia como contador público, o quizá no tanto, pero te
consideras los suficientemente bueno o buena en tu ramo como para iniciar
tu propio negocio y ser tu propio jefe. Pero como empresario, ¿cuál es tu
experiencia?
La voluntad, la
emoción, la valentía, el conocimiento en el oficio entre otras cosas, dejan de
lado la experiencia, un buen servicio, buenas intenciones, algo de mercadotécnica
o promoción y valor agregado bastan para comenzar y empezar a atraer clientes,
lo cual desde los primeros días de abierto comienza a generar dividendos.
¿Hasta cuándo?
Puedes tener suerte
al comenzar, y puede ser también que no hayas hecho un estudio de mercado y que
tu negocio además de obvios riesgos, enfrentes el riesgo de la competencia.
Para ello necesitarás más que suerte, valor y entusiasmo, de lo contrario tu
negocio quizá no sobreviva más de 3 meses. Garantizado.
Entonces, ¿qué
hacer?
Depende de la
situación en la que estas, si ya estás en el hoyo, camino a él o bien, vas
empezando o estas por iniciarte en el difícil camino del emprendedor.
Empezaremos por el principio, con los emprendedores, y para los que ya
iniciaron y tienen ya cierto tiempo en el negocio, regresar a las bases siempre
resulta enriquecedor.
El emprendedor:
El emprendedor se
caracteriza por tener una idea que desea llevar a cabo, es soñador,
voluntarioso, valiente, estudioso, técnico, con conocimiento especializado, que
puede tener o no capital, trabajador, responsable, innovador, justo, buen
temple, sociable, amable, puntual, ordenado, constante, honesto y confiable.
Ser un líder. Por lo menos debe de tener estas características, entre muchas
otras que requerirá pulir durante el largo camino de los negocios. Debe estar
siempre atento a ello y que sea una norma en su vida diaria. Si tiene
empleados, igualmente debe fomentarlo, y que mejor que con el ejemplo.
Debes saber
escuchar, reconocer sus propios errores, actualizar su conocimiento y
habilidades tanto técnicas como administrativas.
Estar consciente
que crear un negocio es como planear un hijo con todos los ‘problemas’ que ello
trae, si no lo ves o aceptas desde esa perspectiva, mejor olvídate de esto.
Debes tener claro
tu objetivo con el negocio que deseas crear, ten en cuenta que la madurez de un
negocio llega después de 15 años o más en el mercado.
Estar consciente de
que enfrentarás miles de obstáculos y problemas, no sólo exteriores, sino
propios de tu personalidad, recuerda que tú serás el cerebro, el representante,
el líder.
Tu empresa, desde
el inicio será el reflejo de tu personalidad, de tus actitudes, de tu
disciplina, de tu estado de ánimo, de tu conocimiento, de tu fortaleza anímica
y espiritual. Tal como un hijo es el fiel reflejo de sus padres.
Estar día a día
buscando nuevas ideas adaptadas a la capacidad de tu empresa, abierto al
cambio, consciente de tus limitaciones, aprovechando al máximo de tus
habilidades y virtudes, las de tu negocio y las de tus ayudantes.
El microempresario
requiere de mucha paciencia, muchísima paciencia y más paciencia. Controlar sus
impulsos, reconocer las buenas y malas temporadas, llevar el control de sus
ingresos y egresos, saber con exactitud sus ganancias y pérdidas durante el
año. Proyectar cada peso ganado y limitar el gasto.
Todo esto y más lo
puede registrar y apoyarse en lo que será su Plan de Negocio.
El emprendedor:
¿Qué es lo que va
enfrentar como empresario? Además de varios obstáculos, errores, fallas, éxito,
dinero, adeudos, buenos y malos clientes, etc., su principal obstáculo es: él
mismo.
Si bien el
emprendedor está consciente de todo lo señalado en la primera parte de éste
artículo, está animado, emocionado, concentrado e ilusionado con su proyecto,
debe saber que hay un obstáculo más grande, el más importante, para mí, de
todos los que se pueda encontrar en el camino: uno mismo.
¿Por qué? Somos
seres humanos y somos cambiantes, nuestra mente constantemente nos gobierna,
los malos pensamientos se hacen presente cuando enfrentamos los primeros
obstáculos, si éstos aumentan con los días, abandona el impulso inicial, la
incertidumbre se hace presente, y si no la controlamos, todo se vuelve una
pesadilla. Abandonamos el barco.
El microempresario,
el emprendedor, debe estar consciente de que el éxito no se hace de la noche a
la mañana, ni de un año a otro, y mucho menos el éxito es una meta, es un
proceso.
Debe saber también
que su negocio es una fuente de trabajo, no de dinero. Debe asignar porcentajes
de sus ventas para reinvertir, mejorar, crecer, promover, ahorrar y sólo una
pequeña porción para su propio beneficio, aunque esto último sea raquítico en
un principio.
Ser consciente de
que nuestra empresa debe ser rica, y nosotros debemos ser el pobre,
literalmente. Mientras más nutrida esté nuestro tienda, taller o amplitud de
servicios, más fuerte será, mejor servicio daremos, mayor calidad
proporcionaremos.
Muchas veces, al
presentar considerables ganancias un pequeño negocio o mediana empresa, nos da
por comprarnos auto, casa, meter los niños al colegio, comer en el mejor
restaurante, pedir el mejor vino, etc., es decir, nos gratificamos por el
enorme esfuerzo que hacemos día a día, y es precisamente de ésta manera en que
tiramos todo a la basura, y con ello nuestro proyecto se debilita.
Un negocio nos debe
dar para vivir cómodamente, no con lujos, estos llegarán ya que seamos una
empresa consolidada, posicionada, en crecimiento y franco desarrollo, capital
de trabajo, con inversiones en la bolsa de valores, etc. Mientras hay que
robustecerla, aunque ello signifique austeridad para nuestro bolsillo, que no tacañearía, son cosas diferentes.
Debemos ser
conscientes además de nuestros cambios de ánimo, conocernos, no irnos a los
extremos, el infierno si nos va mal, la gloria si nos va bien. Hay rachas
negativas y positivas, como todo en la vida, hay que tomarlo como tal, no como
un principio o un fin, es un proceso, una caída, un tropezón, hay que seguir
adelante.
Mente fría,
paciente, prudente y justa. Jamás dejes de pedir consejos, aunque estés en la
cima, lee, estudia, asesórate. No tienes idea de la facilidad con la que
podemos salir de un problema si pedimos ayuda. A veces nuestra mente
simplemente se bloquea, se ahoga y no ve, no nos deja ver. Volver a las bases,
al principio, renovarse, reinventarse, son cosas que ayudan a salir del hoyo.
Mente abierta,
positiva y propositiva, de lo negativo saca el mejor provecho, de lo positivo
aprende la humildad, comparte y déjate ayudar, cambia tu perspectiva, sé parte
del progreso.
“Quien gobierne a
su mente encontrará en ella a su mejor amigo, más quien no la gobierne tendrá
en ella a su peor
enemigo”.
¡Suerte!.
Edi Usma
coach/marketing
grupo CAAEN
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