Puedo definir la determinación como la decisión firme de
hacer algo, conjugada con la valentía para hacerlo, la responsabilidad de
lograrlo y la certeza de que se logrará, sin importar lo difícil que ésta sea,
ni el tiempo que se requiera, ni los recursos que sean necesarios.
Es sabido que mayoría de los emprendedores no tienen el
valioso recurso de la determinación en el inventario de sus cualidades. Por esa
razón, muchos emprendimientos arrancan con un buen viento a favor, pero en poco
tiempo la tempestad llega y en general, los emprendedores no están dispuestos a
hundirse con sus barcos si fuese necesario.
Muchos emprendedores emprenden por necesidad, por lo que el
objetivo principal de su emprendimiento es ayudarlos a salir de la crisis,
servir de proveedor de dinero y permitirles sobrevivir. Por esta razón, el
emprendimiento es visto por estas personas como un auto empleo circunstancial,
más no como un emprendimiento valioso, perdurable, desarrollable y explotable.
Esto se debe a que en muchas ocasiones el emprendedor tiene una visión corta y
no puede ver más allá del auto salario, del sobrevivir diariamente y teniendo
su propio proyecto en marcha, sigue buscando un buen empleo.
En general, el emprendimiento, no visto simplemente como la
actividad circunstancial de un individuo en determinado momento, sino como un
estilo vida permanente de los emprendedores, requiere de una dosis elevada de
determinación, porque un emprendedor realmente comprometido con su objetivo
supera cualquier obstáculo, ya que los únicos límites del emprendedor son la
honestidad, la moral y la ética.
La determinación del emprendedor hace que un emprendimiento
no se quede en una simple obra o negocio, sino que permite que la obra
trascienda e impacte positivamente a la sociedad, que perdure en el tiempo, que
se institucionalice, que se haga leyenda, que se quede posicionada en la mente
como algo único e irreemplazable.
La determinación es un componente esencial del
emprendimiento efectivo y viable, ya que cualquier emprendedor que no posea el
talento de la determinación hará vulnerable su obra y prácticamente la
sentencia al fracaso.
La determinación es esa motivación que nos permite seguir
adelante sin rendirnos ante las dificultades, que nos permite romper los
paradigmas y entender que la evolución social es posible gracias a sujetos
temerarios, decididos y confiados, que dieron más de un paso al frente con sus
emprendimientos, no por tener fe, sino por tener certezas lógicas.
El emprendimiento efectivo no es propiamente un acto de fe,
porque la fe es la aceptación de una creencia sin contar con elementos
racionales que la certifiquen. Por el contrario, el emprendimiento efectivo se
basa en la certeza, que si se basa en elementos de convicción.
¿Cómo podría alguien no iniciar un emprendimiento del cual
tiene la certeza de que va a funcionar?
La determinación va ligada a la convicción lógica. Por lo
tanto, la determinación obedece a la razón y más que un acto de terquedad, la
determinación es un acto de inteligencia y sentido común, el cual por cierto es
el menos común de los sentidos. Por esta razón, no todos los emprendedores
cuentan con el don de la determinación en su caja de herramientas mentales.
En plena era de la economía del conocimiento, donde la
tecnología, la movilidad, el saber hacer y el propio conocimiento son tan
valiosos y marcan la diferencia en el valor de cualquier iniciativa o proyecto,
la determinación del emprendedor juega un papel protagónico en el final feliz
de cualquier emprendimiento.
En mi humilde opinión, sin determinación, el emprendedor es
un individuo incompleto y el emprendimiento efectivo no es viable, ni
sostenible.
La determinación no se aprende en la escuela, ni la
universidad. La determinación se aprende en el hogar cuando uno es niño, pero
si no tuvimos la suerte de ver ese ejemplo en casa, podríamos alcanzarla
mediante un compromiso de uno con uno mismo. Es un valor y un hábito y éstos se
pueden asimilar como un modo de vida.